Quiero empezar a madrugar. Anoche me preparé para despertar a las 4:45 am. Quería escribir, fregar los platos, regar las matas, preparar un desayuno rico para cuando mi familia se levantase y pasar el resto del día sin apuros, puntual. Escribí inspiradora frase de Rumí en mi agenda: “La brisa de la mañana trae secretos para ti, ¡no te vuelvas a dormir!” para sentirla dentro de mí cuando el momento más difícil de mi día llegara: la hora de dejar la cama. Contenta por tener un nuevo teléfono con nuevos tonos, escogí, entre tantos, uno con el cual podría gustarme ser llamada a cruzar hacia el mundo tangible: un gong. Me aseguré de que sin falta sonaría la alarma mirando el dibujito de campana al lado de la hora. Confirmé que estuviera el pm de la noche versus el am de la hora programada. Escogí la opción de volver a sonar cada diez minutos, aunque pensé “con tanta motivación para despertarme a esa hora, no creo que sea necesario. Esta vez es firme mi propósito”.
4:45 am: lo dice el reloj pero yo no lo sé porque no estoy en el mundo de las horas. Me encuentro muy ocupada soñando quién sabe qué -solo algunas veces logro traerme mi saquito de recuerdos del otro mundo-. Una bulla que molesta me inquieta y desconcentra. Necesito con urgencia que se calle para poder vivir lo que estoy viviendo. Mi cuerpo da varias vueltas y se arropa mejor. Deseo mantenerme allí resolviendo el trascendental asunto. Iván se levanta y apaga el gong. Mi propia voz a lo lejos me recuerda a Rumí, pero es apenas un susurro que no dejo penetrar mi sustancial mundo onírico. Una comparsa de pájaros quiere ayudarme a encarnar mi resolución y sonrío agradecida, pero me acurruco sabroso dejándome llevar otra vez, hasta que dejo de oírlos. El sol sube, entibia, ilumina la habitación. Ainoa, mi hija pequeña, toma nuevamente la delantera al despertar. El haber tirado por la borda las horas que había reservado para mi propia intimidad (redundancia que considero válida porque la intimidad puede ser también con otro) me hace confrontar la primera frustración del día y el fracaso me hace querer dormir un poco más. Antes de abrir lo ojos me aseguro de haberme reconciliado: “necesitaba descansar” me convenzo a mí misma. Pensar en que el mundo de los sueños necesitaba de mí un rato más también me alivia. Reconozco, además, que a mi plan de madrugar debo añadirle acostarme más temprano. Despierto, hay que apurarse, es tarde…
Lo bueno es que el sol volverá a esconderse regalándome una nueva oportunidad para esperarlo despierta. Mañana sin falta madrugo. Mañana, seguro que sí. ¿Me acompañan?
Movida por cierta sintomatología recurrente, estudio la evolución de mi árbol genealógico.
Ayer comencé a dibujarlo según la información que está en mi consciente. Es bello. Cómo las ramas se unen y nacen raíces. Aunque a veces es difícil distinguir si son raíces o son ramas. Parecen más neuronas o venas. Sí, todo ese ser soy yo. Y mis hijas. Soy una parte viva de este gran árbol que se remonta, cómo no, a los mismos orígenes del hombre y más atrás seguramente. Es una de las cosas a las que me aferro cuando quiero una dosis de eternidad. Practico el identificarme con este gran ser y des identificarme conmigo para sentirme eterna. Gotas de mi ADN seguirán fluyendo hacia cuerpos humanos que quizá lleven en sus memorias algunas de mis obsesiones, de mis desasosiegos, de mis encantos. Y si el ADN de mis ancestros me construye, si una aleatoria mezcla de sus genes me ha hecho ser quien soy, ¿quién quería ponerse a escribir y no lo hizo? ¿Quien bailó para ganarse la vida? ¿Quién quiso construir un edén de flores?, ¿quién, treparse por las rocas o meditar hasta auto disecarse? Veo que mi venida a este mundo fue un gran azar. Es cierto, la venida de cualquiera es un gran azar, pero la mía, entre todas ellas fue un azar excepcional si hubiese tal. Y ¿entonces? ¿Qué vine a reparar? ¿Qué, a denunciar? ¿Qué vine a crear? Yo, esta que está aquí, no mis abuelas o bisabuelas, “me-mí-para mí-conmigo” qué hay de auténtico en mí qué solo me pertenezca a mí.
Deseo que todos se liberen de la ilusión de la culpa que con barrotes invisibles cercenó la libertad de sus corazones. Deseo que todos los secretos queden perdonados, que todo salga a la superficie y que aún las historias más funestas y terroríficas se pongan sobre la mesa y nos riamos de ellas. Tatarabuelos, bisabuelos, abuelos, padres, sentémonos en una mesa redonda, contémonos las historias y sanemos juntos. Armen todos juntos una sola bendición que reciba mi descendencia y la de hermanos y cuñados. Que los próximos vengan a vivir sin su propia vida, libre de ataduras arrastradas, gozosos de conciencia y de dicha. Deseo sacar a colación todo de mí y revertir hasta lo más oscuro para que nada lo hereden ellos. Que mis nietos y bisnietos solo me sostengan en alguna foto, algún relato, algún libro mío o video y allí esté yo inspirándolos a vivir su propia vida, sana, deslumbrante, vibrante, libre. Recordando a ratos o leyendo a la abuela Avryl.
Hoy el día amaneció color azul pitufo. Sin una sola nube en el cielo, la luz del sol cae sobre todas las cosas embelleciéndolas. Hoy, para rematar, desayuné naturista: arroz, lentejas, vegetales y yogurt. Faltó hacerlo a la hora adecuada, pero poco a poco. Esto es parte de una medicina que yo misma me receté: llenarme de amor. Cocinarme calentito, colorido y esmerado como a una bebé que amo y sentarme a darme ese baño de miel para sanar mi sangre y mis penas.
Hoy sé que estoy a la mitad del ciclo. Veo la luna llena y sé que hace una luna exactamente hacía el amor al aire libre con Iván quien quedó encantado por cómo la luz de la luna caía sobre mis pechos y los bebió. Esto de usar la luna para medir mi tiempo me está gustando cada vez más. Dibujando los diagramas lunares siempre recibo la saciante sensación de ubicarme en el tiempo y el espacio. La luna y la tierra están dando vueltas todo el tiempo y en el medio de todas esas esferas en movimiento estoy yo. Ya sé que mi sangre bajará cuando la luna se vacíe de nuevo pero esta luna no será noviembre sino diciembre, nombres que hemos inventado. Si la próxima luna fuese en noviembre otra vez, estaríamos atrapados en una rueda. Si para la próxima luna, mis hijas no crecieran ni me salieran nuevas canas estaríamos en una eternidad sobria. Espero que mis hijas y mis nietas sepan observarse dentro de estas esferas que dibujo acompasadas con mi sangre. Que se sientan, ellas mismas, el centro de esta geometría sagrada que danza a nuestro alrededor. Quizá en alguna de célula de mis tataranietas, esté yo, lo mejor de mí, espero, viendo el movimiento y gozando de eternidad.
Cualquier domingo por la mañana, podía sentir que me volvía loca —literalmente— al no poder decidir qué quería: salir a pasear con las niñas, sentarme a meditar, hacer un almuerzo rico para mi esposo y ordenar la casa o hacer una excursión en solitario. La indecisión me hacía sacar el látigo y reprocharme el que me costara tanto decidir algo tan sencillo. Además, escoger cualquiera de las acciones traía como consecuencia un gran sentimiento de culpa —por aquellas que no elegí— y así, casi me pierdo en la guerra de mi propia psique.
Leer a Shinoda Bolen —por sugerencia de mi terapeuta Carolina Vázquez Hernández— ha significado un gran paso hacia la comprensión de mí misma. Comprenderme, me ha permitido perdonarme. Perdonarme, me ha permitido sentir paz.
Las diosas vírgenes
Shinoda Bolen estudia, con detalle, siete diosas del panteón griego. Las ha dividido en tres categorías: las diosas vírgenes, las diosas vulnerables y las diosas alquímicas.
Les presento a las diosas vírgenes (siempre digo «mis favoritas» pero eso me pasa con todas). Estas diosas son Atenea, Artemisa y Hestia. Ellas tres son mujeres independientes, autosuficientes. Vírgenes, no porque no tengan o no hayan tenido relaciones sexuales. Son vírgenes porque no son poseídas por el otro. No son «penetradas» por apegos emocionales que las desvíen de sus objetivos. La pasión no les conmueve. Por eso se dedican a desarrollar sus talentos, a resolver problemas, a contemplar, crear o expresarse sin nada que disuelva su concentración.
Como pueden imaginar, estas diosas no son las favoritas de nuestra sociedad patriarcal que aplaude a la mujer esposa, a la mujer madre, a la mujer que dedica su vida a su hombre o a sus hijos. No hay diosas vírgenes en las telenovelas. Cada vez que decides concentrarte en tu objetivo personal ellas te hacen barra: «¡Sé fiel a tu arte! —gritan— ¡Sé fiel a tu deporte! ¡Sé fiel a tus estudios! ¡Exprésate! Tú no necesitas ser aprobada. ¡Sé fiel a ti misma!», me susurran continuamente.
Sin estos arquetipos, no tendríamos a una Santa Teresa de Jesús a quien quizás no todos apoyaban en su vocación religiosa; ni a una Amelia Earhart que se imaginaba volando un avión en vez de caminando hacia al altar.
¿Y tú a qué diosas vírgenes conoces?
He escuchado más de una vez a algunas mujeres con una actitud altiva y una seguridad absoluta, expresar su decisión de no tener hijos con palabras como: “¿para qué dedicar tu vida a otro ser humano?”, “!Vaya desperdicio!”, “con tanta gente que hay en el mundo, ¿para qué traer a una persona más?, ¡es anti-ecológico!. Debo confesar que, ante estos comentarios, despiertan muchas voces en mi interior y me cuestionan mi vida, madre de dos hijas, fiel devota de ambas, por quienes he renunciado a diversos placeres que me hacían sentir muy viva.
Cada mañana, agradezco a la vida. Amo ser madre. Si al ver florecer una flor siento asombro y admiración; si con los animales siento gran conexión al verlos moverse, al ver sus ojos, al percibir su alma, no puedo explicar lo que experimenta mi cuerpo y mi espíritu al ver el brillo en los ojos de mis hijas, al tener esa conexión profunda entre mi corazón y el de ellas. La feminidad es sagrada. Eres la tierra andante, abierta a recibir las semillas y engendrar los frutos, eres canal de otras almas, vehículo que conecta al cielo con la tierra. Fecundar, crecer, nacer, amamantar, amar, educar, liberar. La emoción de ver a los niños moverse por sí mismos, presenciar el paso del no-existir, al sí-existir, de aquello que antes estaba vacío y ahora ocupa un espacio, genera un calor. Aprehender la paradoja de traer al mundo a un ser y aún así, no sentirte su dueño. Apreciar la fusión de dos cuerpos en uno, dos espíritus en uno, una nueva mezcla, un nuevo llamado del alma que quiere venir a tener
experiencias humanas. Ser madre, la máxima prueba de humildad, entregarse, abrirse, deformarse, transformarse, volverse tan vulnerable… Cuánta valentía es necesaria para convertirse en madre. Cuánta grandeza es necesaria para experimentar la magnitud de ese amor. Verse en otro ser, sentir el contacto de tu propia piel, fuera de ti, saber que te desplegaste, te reprodujiste, te desprendiste y sigue perseverando la vida, la humanidad. Tu ego se disuelve al sentirte servil para otro, al sentirte vivo en otro. El amor a los hijos es el único amor real, es allí donde la irracionalidad y la racionalidad se mezclan y eres más humano que nunca, al conmoverte ante tu hijo, al amarlo, al cuidarlo, al educarlo. Crecer con los hijos, vivir con los hijos, ya hay a quien dar un ejemplo, ya hay ante quien ser un héroe, un Buda, un universo, un soporte. Es absoluta la necesidad de convertirte en mejor persona, en un ser que busca la perfección.
Así como cuando amanece y comienzas tu día haciendo algo útil -y luego te sientes relajado el resto del día porque hiciste aquello que tenías que hacer- pues así se siente ser madre. Se siente estar cónsono con el universo. Engendrar la vida. Ser parte del ciclo y experimentar el más puro amor que puede sentirse mientras se ande por esta Tierra.
El libro La Prostituta sagrada de Nancy Quals-Corbet es una lectura indispensable para toda mujer que investigue el tema de la sexualidad.
¿Qué era la Sexualidad Sagrada?
Hay numerosos vestigios de la práctica de la prostitución sagrada en varias culturas al rededor del mundo. Antropólogos e investigadores recolectan datos de lo que puede parecerse a una Prostituta Sagrada en investigaciones de civilizaciones antiguas como Persia, Fenicia, Babilonia, entre muchas otras. Es un tema muy amplio en sí mismo que merece un adecuado estudio antropológico. Además puedo imaginar, la gran variedad de matices según cada cultura y según cada hombre y cada mujer de esa cultura. Imagino que hubo desde terribles aberraciones hasta las más hermosas historias de conexión con lo Divino.
Por eso, me quedo con lo que la imagen de La Prostituta Sagrada evoca en mí. Prefiero divagar en el nivel simbólico que me da más oportunidad de auto indagación, en vez de perderme en los recovecos de la historia.
Sagrado y secreción son similares
Lo primero que me llama la atención es la relación entre las palabras Sagrado y Secreción. Sagrado y Sangre, Sagrado y Sacro. De hecho, Swadhistana quiere decir “la Sagrada Morada del Ser”.
Una cultura que vive interactuando con los fenómenos naturales para sobrevivir, sabe que la sexualidad es un privilegio. Traer vida es traer calor, fuerzas, compañía, es hacer prosperar a la tribu. Si las fuerzas naturales son elementos importantes a considerar para la sobre vivencia de una sociedad, la sexualidad es, naturalmente, entendida como una fuente de vida, un recurso natural esencial. El erotismo entre los seres humanos, en una sociedad que convive con las fuerzas de la naturaleza, está dotado de poder regenerativo, es considerado un regalo, una bendición.
Cuando el hombre comienza a apropiarse de la tierra, empieza a llamar a su terreno “mío”, necesariamente necesita que su heredero también sea “suyo”, por lo cual, la mujer será necesariamente suya. Mi mujer, mi tierra, mi hijo. Si el hombre no puede definirse como padre de su hijo, pierde esa posición de poseedor. Los hijos son de la Tierra, los hijos son de La Mujer, deja de funcionar en una sociedad privatizada.
El erotismo entre los humanos comienza a ser entonces un problema. Aquella mujer que es mía, no puede tener hijos con el otro, porque no podré llamar a ese hijo “mío”. Hagamos de la sexualidad algo prohibido. “Somos dueños de la tierra” substituyó a “somos parte de la tierra”. Aquella fuente, regalo, bendición, poder regenerativo, pasa a ser un peligro, una condena, recibe unos estándares, unas normas, deja de ser orgánico para ser controlado según la conveniencia del poseedor.
La costumbre substituyó a la ley. La naturaleza religiosa humana, como una manifestación de gratitud, asombro, celebración y comunicación con las fuerzas naturales pasó a ser substituida por el miedo, el poder y la dominación. Lo común fue substituido por lo privado. La sexualidad, por la culpa.
¿Las relaciones sexuales sagradas han desaparecido?
Me gusta pensar que hace milenios, la relación sexual y la actitud religiosa eran inseparables y que en alguna parte de nuestro inconsciente aún lo son.
En el sistema de chakras nada queda aislado. La imaginación, lo trascendente, la comunicación, la visión, el cariño, el poder, la unión sexual y la pertenencia, han de funcionar como un todo.
El sexo casual, o, la tendencia a cultivar el llamado desapego, o cualquier acercamiento sexual que no esté entretejido con los otros componentes del sistema e chakras, es una mutilación, queda aislado y por tanto, deformado, desperdiciado.
Me gusta creer que el acto sexual era usado para hacer magia, para dar gracias, para hablar con los dioses, para atraer a las almas que se necesitan, para sanar a las personas, para entrar en profundos estados de meditación y comunión.
Nos llamamos materialistas pero somos destructores de la materia. No la valoramos. Mientras sigamos encontrando distinción entre lo material y lo espiritual, todos los seres humanos padeceremos el dolor de esa grieta.
Una prostituta obtiene dinero a cambio de relaciones sexuales y es obvio que sea entonces el oficio más antiguo de la humanidad. Las relaciones sexuales cuando se realizan tomando el cuenta todo el sistema, siempre han dado a cambio, energía, abundancia, gozo, prosperidad, belleza, longevidad, salud. Me gusta imaginar que las prostitutas sagradas eran magas que conectaban con las fuerzas de la naturaleza a través de las relaciones sexuales. Lo mismo traían la lluvia, la cosecha o los hijos. Me gusta imaginarlas hermosas, desposeídas, amigas, cotidianas, bondadosas, comunes, altas practicantes de la sublimación de la energía.
Escribí una oración a la Diosa de la sensualidad que puedes mirar aquí: https://fianthology-cico.instawp.xyz/saraswati-yemaya-afrodita/
Y aquí tienes el link del libro de Nancy Quals-Corbet:
https://www.amazon.es/Sacred-Prostitute-Feminine-Psychology-Analysts/dp/0919123317/ref=sr_1_1?__mk_es_ES=%C3%85M%C3%85%C5%BD%C3%95%C3%91&crid=2U5F0FZLT6N73&keywords=the+sacred+aspect+of+prostitute&qid=1647523763&sprefix=the+sacred+aspect+of+prostitute%2Caps%2C84&sr=8-1
Te invito a mover tu cuerpo con una práctica de yoga suave que puedes enconcontrar aquí:
El cuerpo humano es el traje que escogió la luz del espíritu para ocultarse de sí y jugar al placer de encontrarse nuevamente, a través de ti.
Hay tanta luz en el universo, como un manantial eterno de luz que necesita más y más formas materiales para poder ocultarse en ellas y re-encontrase nuevamente.
La luz llama a más luz a jugar al encuentro. S
e invoca a sí misma y se atrae a sí misma con gravedad, impulsando la unión de la materia para hacerse nacer de nuevo.
La pulsación del universo viene dada por la luz buscándose a sí misma.
Es tu propia luz la que brilla a través de los ojos de tus maestros, -llámense, hijos, amigos, amados, chamanes, estrellas, flores, ríos, gurus- y al encontrarse se refleja y se expande espejeando su resplandor.
La luz del Ser brilla en las gotas de agua a pesar de su transparencia, en cada color de la naturaleza con una frecuencia distinta, en cada estrella del firmamento, de manera muy evidente en el sol y muy poderosamente a través de los ojos humanos que pueden ser conscientes de ella.
A veces pienso que los ojos son el punto de encuentro del Ser.
Los ojos son el cielo porque cuando nos miramos la luz se refleja como un espejo frente al otro perpetuándose hasta el infinito. Es toda la misma luz que el mundo de las formas oculta. Esta luz brilla en tu interior y su más pura expresión es proyectada a través de las ventanas de tu cuerpo material: los ojos. Subyace a todas las formas y está en constante e infinito proceso de encuentro.
“Estás tan iluminado como aquellos que te rodean” me dice mi maestra y amiga Susana García citando a su maestro Duglas Brooks. Frase que me encanta escuchar sobre todo cuando estoy a su lado.
El concepto de iluminación como algo que está “por ocurrir” es un error.
La luz el espíritu ya es. Así como subyace en el vacío de cada átomo, la luz habita plenamente este cuerpo mío que escribe y ese cuerpo tuyo que lee, brillando a través de ambos.
Ya estás iluminado porque, en esencia, eres luz. La iluminación no es algo que le ocurre a los santos o a los maestros. La iluminación no es algo que nos está esperando ni es algo que podemos desarrollar, buscar o anhelar.
La iluminación es la razón por la cual existes en este momento.
Dentro de ti está la luz, plena de dicha porque tu cuerpo le permite ser. Lo que le ocurre a los santos y maestros cuando supuestamente se “iluminan” es que la fuerza del amor les hizo no temer la luz y pudieron abrir sus ojos para verla dentro de ellos.
Aunque digo “sus ojos” me refiero a su “tercer” ojo, que existe en el entrecejo y se desarrolla como si fuese un músculo, primero reconociéndolo y luego usándolo. Los ojos físicos, a pesar de ser ventanas que reflejan la luz interior no están diseñado para ver este tipo de luz: los cegaría.
Por eso, la refulgencia del Ser solo se ve con los ojos cerrados y hacia adentro. Y luego, toda la luz que vemos fuera de nosotros la reconoceremos como reflejo de esta luz interior.
En lugar de pensar que algún día vas a iluminarte, reconoce que ya estás iluminado porque de lo contrario no existirías. Estás iluminado desde el día en que tu mamá te “dio a Luz”.
Una vez que te abras a esta posibilidad, la de ser iluminado, emprende la tarea continua de actuar en concordancia con eso. De esta manera te alineas con la luz y tu proceso de auto descubrimiento viajará a esta velocidad.
Sonrío al pensar en la velocidad de la luz, porque la luz ya es.
Viajar implica dejar de ser en un lugar para ser en otro. Lo cual no ocurre con la luz que está en todo. Fuera del espacio-tiempo. Dentro de ti.
Me alegra haberlo descubierto.
Manantiales de luz brotaron en forma de risas y lágrimas, a través de mi boca y mis ojos.
Mi corazón se abrió tanto que amé todo y me sentí honrada de que el todo me hiciera parte de él. Una nueva fuerza habita en mi interior, la de saberme “iluminada” y mi gratitud es constante.
Amo con más intensidad las cosas que ya amaba y considero que esta vida humana es lo mejor que puede pasar en este universo. Semillas de luz brotan a través de mis palabras para germinar en la tierra fértil de tu mente.
El universo también lo sabe y está en una carcajada eterna. Para muestra una cascada.
Este escrito es producto de mi experiencia con los Piaroa de Venezuela. Mira cómo son sus cantos!
Si quieres escuchar un cuento muy medicinal te invito a que escuches Piel del foca:
Oh! Gran Diosa.
La de luz dorada.
Belleza pura.
Deleite magnético.
Diosa alquímica que transformas lo moribundo en vital, lo seco en húmedo, lo estéril en fecundo, la ceniza en fuego. Sacerdotisa del amor.
Manantial de ojos en el que me sumerjo profundo disolviendo mi forma.
Venus que enciendes la pasión en los seres.
Que llevas el duende a los artistas, devoción a los devotos, brillo a los ojos, expansión a los corazones, hermosura a todo.
Gracias por manifestarte en nosotras.
Gracias por dar a lo femenino esa puerta donde las palabras se transforman en medicina, la miradas en hogares, el contacto en éxtasis. Bendigo tu presencia en mi cuerpo, en mi mente y en mi alma y deseo que todas mis hermanas beban de tu fuente.
Que tu poderosa energía sea siempre utilizada con sabiduría.
Permite que las otras diosas ejerzan sus roles a cabalidad para así neutralizar tu arrebatadora presencia.
Que ninguna de nosotras sea víctima del drama evocado por tu cegadora pasión.
Que el goce por la sensualidad que tú nos das nunca desemboque en conflictos (embarazos no deseados, abortos, enfermedades, bajas pasiones, sufrimiento). Enséñanos a hacer buen uso de ti para que nunca sembremos dolor en tu nombre.
Visita los matrimonios y enciéndelos de erotismo, que las casadas viertan tu luz regeneradora sobre sus maridos.
Visita a las viudas y devuélveles el entusiasmo y que tu fuerza transforme su dolor en amor.
Visita a las divorciadas para que su proceso sea pacífico y transformador y que ninguna sienta que tú le faltas.
Visita a las ancianas para que tu luz dorada brille a través de sus pieles y se enamoren otra vez, cual quinceañeras; a las inseguras para que experimenten tu poder y a las poderosas para que se disuelvan en él.
Que todos los hombres te conozcan para su deleite y elevación espiritual y que ninguno te condene por miedo a la emoción que tú evocas.
Libera nuestros bloqueos.
Llévate la ilusión de nuestras culpas.
Que en tu humedad se disuelvan las trampas de nuestros egos.
Enaltece nuestra danza.
Inunda los corazones de los artistas.
Despliega nuestra creatividad amorosa.
Permítenos celebrarte en cada manifestación.
Enséñanos a decir que no, a decir que sí, a responsabilizarnos por las acciones que tú inspiras en nosotras y a hacer sabio uso de tu infinito poder.
Que todas las lecciones dolorosas, que mis hermanas o yo hayamos vivido, canalicen tu brío hacia expresiones cada vez más elevadas.
Haznos envejecer con la vitalidad de quien se ha enamorado de la vida, o de sí mismo.
Que tu magnetismo se mantenga en continua renovación para vivir la vida con encanto.
Afina nuestros sentidos para que esta experiencia terrenal sea llevada al cielo con nitidez.
Que tu presencia, en vez de confundirnos nos llene de claridad.
Que tu luz no ciegue sino descubra, no confunda sino aclare.
Sé mi honorable pasajera, déjate conducir y despliega tu fuerza allí donde el compromiso se abre espacio.
Déjate encauzar y desbócate en el momento preciso de la conexión divina.
Si quieres leer más sobre mi visión de los arquetipos femeninos puedes ir a esta entrada: https://fianthology-cico.instawp.xyz/la-prostituta-sagrada/
Si estás explorando tu relación con el placer te recomiendo este libro: Nacidas para el placer de Mireia Darder
https://www.amazon.es/Nacidas-Para-El-Placer-Delicatessen/dp/849391729X/ref=sr_1_1?__mk_es_ES=%C3%85M%C3%85%C5%BD%C3%95%C3%91&crid=3OWFVV01S4ONM&keywords=nacidas+para+el+placer&qid=1647521360&sprefix=nacidas+para+el+placer+%2Caps%2C69&sr=8-1
Es asombrosa la similitud del término software “material sutil” con el concepto de chakra. El software es una parte de la máquina que no se puede tocar, a diferencia del hardware o materia densa (cuerpo físico), que sí.
Lo mismo, dicen, pasa con nuestro chakras. Son programaciones con las que venimos al mundo.
Lo interesante es que una de nuestras funciones es la capacidad de intervenir en nuestras propia programación y modificarla según queramos, es decir, la más relevante de todas las capacidades humanas: la conciencia… con-ciencia.
Este es un tema sobre el que he comenzado a estudiar a profundidad y esta entrada es solo el comienzo de una investigación extensa que estoy desarrollando.
Una gran autora de chakras es Anodea Judth, puedes encontrar uno de mis libros favoritos de ella aquí
un abrazo fuerte, de raíz a raíz
En mi Formación de Profesoras de Yoga analizamos el tema de los chakras con profundidad.
Puedes escuchar mi Podcas Sana tu Primer Chakra aquí:
https://open.spotify.com/episode/3E0TmF07yYHQXYET1Ap8K4?si=c5da3dc08b2549bf
Puedes ver el programa completo aquí:
https://fianthology-cico.instawp.xyz/programa/
Avryl
El tema de los chakras suele explicarse de forma infantil.
Los chakras, tal y como se explica en la mayoría de los libros, páginas web, seminarios y todos los lugares en los que me he acercado a indagar, parecen ideas que debemos creer conformándonos con que pertenecen al mundo sutil y debemos imaginarlos tal como nos lo enseñan.
A los niños se les explican las cosas, con símbolos, se les estimula su imaginación, para que comprendan ideas abstractas de forma sencilla mientras estén en edad de no conformarse con las respuestas: La Cigüeña, Los Reyes, El cielo. Pero los chakras, como concepto, abarcan mucho, más, engloban nuestra entidad psicológica, física, emocional. Tienen todo que ver con cada uno de nosotros.
Después de años de investigación, que continúa activa e inquisitiva, siento el llamado de compartir mi forma de entender los chakras con todo aquel que esté interesado.
Solo te adelanto una cosa " La verdad es una tierra sin caminos", si estudias conmigo te llevarás preguntas, no respuestas y serás invitada, invitado, a investigar por ti misma, por ti mismo.
El tema lo merece.
Los chakras están allí para ti. Primero tienes que darte cuenta de que eres parte de una Matrix, luego, tener ganas de indagar sobre cómo está programada la máquina de tu cuerpo, luego tienes tres caminos:
1) practicar la des identificación;
2) escuchar continuamente tus programas para ponerlos a funcionar unos a favor de otros para ocasionalmente sentir que fluyes
3) las dos cosas, des identificación y escucha. Hagas lo que hagas, utilizarás tus chakras para ello.
Es en el cuerpo donde comienza la transformación. Así como cuando llegas a un nuevo lugar, o si pudieses visitar un nuevo planeta y empiezas a moverte quieren visitar y conocer todos tus rincones. Así es tu cuerpo, tu cuerpo es ese lugar multidimensional donde vives. Tu cuerpo es el inicio. Es lo sólido es la tierra.
Vé al cuerpo. Siento su peso, su forma, su calor, su volumen. Siente los huesos, desde los más pequeñitos hasta los más grandes y pesados, todos, perfectamente orquestados.
En mi programa de Formación de profesoras estudiamos el tema con mucha profundidad. Aquí te dejo el programa: https://fianthology-cico.instawp.xyz/programa/
Como libro de investigación, este es el mejor que he encontrado sobre los chakras:
https://www.casadellibro.com/libro-nueva-guia-de-los-chakras-las-ruedas-de-la-energia-vital/9788479274863/748539?gclid=CjwKCAiAr6-ABhAfEiwADO4sfeFvrq1nLNMcWBKc6M7dVtTeLwEEn8vwuhY-paqPon2VwzDYTi8WvRoC9P8QAvD_BwE
Esta es una de las formas en que yo fortalezco mi primer chakra:
Algunas personas creen que la práctica de yoga es una religión.
Nací en una familia católica y crecí en un colegio de Jesuítas. Desde que soy muy niña vengo escuchando la importancia de los ejercicios espirituales https://jesuitas.es/es/inicio/espiritualidad-ignaciana/ejercicios-espirituales
Desde muy temprana edad, mis familiares y maestros fomentaron en mí un sentimiento devocional hacia el corazón de Jesús, La Virgen María y el Espíritu Santo y esta devoción encajó perfecto con mi carácter de niña que amaba cantarle a la Virgen por las mañanas antes de entrar a las aulas. Aunque desde temprano supe contrastar aquella doctrinas con lo que me decía mi lógica, aunque pude enfocar la religión católica con una visión crítica y entender y aceptar la existencia de diversas creencias, la devoción es un sentimiento muy personal del cual gozo desde que soy muy niña.
Tal como me enseñaron, oraba cada noche antes de dormir. Con oraciones aprendidas, o conversando con La Madre, como me enseñaron en el Colegio, nunca fue algo que hice por obligación, al contrario era una de mis partes favoritas del día. Recuerdo que, pequeña como era, alguna vez me acostaba y me arropaba alistándome para dormir y de pronto, "olvidé mis oraciones" pensaba y sentía la necesidad de ajustar mi postura, sentarme, y juntar mis palmas. Si iba a hablar con el Padre o la Madre, no podía hacerlo en cualquier forma. Mi intuición me decía que debía alinear mi cuerpo para ello.
Mis primeras aproximaciones a la práctica de yoga fueron en un estudio con enfoque netamente de fitness. Nada de oms, nada de mantras, nada de palabras emotivas y cero sánscrito. No supe que esas cosas eran también parte de la práctica hasta casi un año después cuando probé practicar en un nuevo espacio. Aún así, recuerdo que mi vida cambió rotundamente, pues desde las primeras clases, el yoga caló profundo en mi cuerpo y en mi mente. Me hizo despertar a la conciencia de qué es lo que estaba diciéndole al mundo con mi cuerpo. Aunque no iba a misa cada domingo, algún domingo acompañ mi abuela a la misa y sentir demasiadas ganas de quitarme los zapatos y sentarme en el suelo, como en el Yoga.
Mi familia, especialmente algunos tíos y mi abuela, los católicos más practicantes, no dejaban de estar alerta a que yo no me "saliera por el carril". Un día, en la cocina de casa de mi abuela, se me salió decir "Om Namah Shivaya" - era una época en que estaba fascinada con los mantras y practicaba pronunciarlos todo el día- y todos abrieron los ojos asombrados sin saber si aera preocupante, o no, que yo estuviese tan metida en el mundillo del yoga.
Estudiar Literatura como carrera universitaria, me ha otorgado una visión simbólica de la vida. Tantos años estudiando las palabras, los discursos, los significados y los significantes, amoldaron mi mente a una visión objetiva que me permite acercarme a cualquier religión con fascinación. Puedo reconocer cómo las imágenes simbolizan cosas que están más allá de las imágenes y encuentro en la cosmogonía hinduísta una riqueza literaria muy inspiradora. Reconozco que la riqueza de símbolos y la variedad de referentes que ofrecen muchas religiones conforman un espectro mucho más amplio que la Trinidad Cristiana e incluso considero, la variedad de historias y anécdotas inagotables de los relatos de dioses hinduistas verdaderos manjares para nutrir el alma, bueno, como en el resto de la literatura.
Sin embargo, a mi entender, la práctica de yoga es, antes que otra cosa, una práctica física, como la danza o la gimnasia. Puede resultar, como me pasó a mí, que el proceso de ejecución y alineación de las secuencias y posturas despierten en quien la practica sentimientos devocionales porque, a diferencia de otras prácticas con el cuerpo, muchas posturas de yoga, evocan un sentimiento de unión y de adoración a algo más grande. Y, cómo iba a ser de otra manera?, si en India, todo lo que hacen, está dedicado a la divinidad, no iba a dejar de estarlo esta gimnasia que fortalecía y flexibilizaba los cuerpos. Pero, el yoga puede prescindir completamente, según mi entender - y sé que algunos colegas practicantes se pueden estar en desacuerdo conmigo- de la imagen de Ganesha, de Shiva, Rama, Krishna o cualquiera de las fabulosas representaciones arquetípicas de la religión hinduista, y seguir siendo yoga. Porque la práctica de yoga en su esencia, no es una práctica religiosa, es una práctica físca-mental, que, por su carácter introspectivo, puede conectarte con un espacio dentro de ti donde habita, también el sentimiento religioso y exaltarlo.
Recuerdo que cuando fui a India, estaba enamorada de muchos mantras y solía cantarlos con mis melodías occidentales, así como los aprendí. Al llegar a Rishikesh y escuchar los mantras por los altavoces y ver la ciudad repleta de hombres de la calle orando como locos, sean vagabundos o Rishis (hombres sabios), tuve un impacto muy fuerte que me hizo encerrarme en mi habitación por dos días y por las noches, en vez de pronunciar el Om Gam Ganapatayé Namahá, como algunas veces hacía, necesité rescatar el Ave María y Angel de la guarda que pronunciaba cuando era niña, para sentir paz. Vivir la cultura hinduista desde dentro me impactó y reboté con fuerza hacia las creencias recibidas en el espacio donde nací. Claro, con el tiempo en Rishikesh, pasó el Shock pero nunca olvidaré el contraste y la impresión de comprender que aquellas cosas eran muy diferentes a como yo las había interpretado y que, en realidad, nunca sería capaz de entenderlas porque siempre las vería desde mi visión de mujer-occidental-católica, por mucho que abriera mi mente.
En mi espacio de yoga, Ekam Yoga, tengo una imagen de La Moreneta, pero la tengo para mí. He preferido eximir mi espacio de imágenes y dioses hinduistas y dejar la práctica de yoga hablar por sí misma en el lenguaje del cuerpo y que desde allí haga lo que tenga que hacer con cada persona. Enciendo incienso porque su aroma me calma y porque, como decía mi maestra Centit "perfuma el aire por donde viaja el pensamiento". Los mantras que enseño y que pronuncio, los he analizado e interpretado como una Licenciada en Letras que soy y los comparto porque su significado y sibre todo la armonía de su pronunciación, es potentemente sanador y armonizador. Mi práctica personal es un despliegue de oraciones, pero porque yo soy así, porque es allí donde encuentro motivación y siento un profundo sentimiento devocional por lo divino. Pero no tengo la intención de que pase lo mismo con cada practicante que vienen a mi estudio, son cosas muy personales. Pronunciamos OMs y adoro la vibración y el eco cristalino que deja en mi espacio interno y muchas siempre invoco las cualidades de la Gran Madre para que acompañen mi enseñanza, humildad, entrega, cuidados, ternura, compasión, pero eso solo lo sé yo, se lo pido en secreto, cuando estamos a solas.
En definitiva, para mí, el yoga no es una religión ni un tipo de religión. Ni siquiera es una "práctica espiritual" como dicen tanto. Yoga es una práctica física y desde el cuerpo, cada cual que vaya encontrando niveles mas sutiles de sí mismo, o no. Pero eso sí, si alguna vez practicando Yoga sientes que Dios está dentro de ti, tendrás una experiencia maravillosa. Pero, ahí, ya yo no me meto. Por eso me gusta decir, yo te enseño yoga, pero quien te enseña no soy yo, es el yoga quien lo hace.
Si quieres saber un poco más mi visión sobre el espíritu te invito a mi entrada: https://fianthology-cico.instawp.xyz/la-luz-y-las-formas/
Gracias por acompañarme hasta aquí.
Me encantará leer tus comentarios!
Ahora si quieres haz esta práctica y experiméntalo tú misma!