Déjate envolver por la experiencia Azul Índigo
Subí para la montaña al final de una tarde.
Esperé sentada a que el telón oscuro (azul índigo) de la noche empujara los colores y el más bello índigo me cubriera por completo.
Fueron apareciendo, incontables, las estrellas orquestadas con asombrosa asimetría. Su luz plateada lucía impecable sobre el terciopelo azulado del cielo. Dentro de mí o más allá de ellas, sonaban violines, platillos y trompetas.
Observé una a una las estrellas y elegí, como quien selecciona las frutas más adecuadas del montón, a las que consideré más hermosas por su tamaño, el ritmo de su fulgor, o el colorido de su luz. Recogí en mis manos las selectas joyas de luz deleitándome con tal variedad de destellos.
Quise llevártelas. Sentarme en el suelo junto a ti y ofrecerte mi colección. Pero un ramillete de estrellas no es algo que se pueda meter en un bolsillo. Así que las guardé en mi corazón y aquí están. Son para ti.
Un antiguo reptil de la tristeza vive entre mis intestinos y mi diafragma. Duerme casi todo el tiempo pero cuando se despierta me siento muy mal. Está lleno de moho, de telarañas y es enorme. Recordarlo me da ganas de llorar, imagínate sentirlo. Si algo lo despierta y se mueve un poquito, siento tanto bochorno y pesadez dentro de mí. Como una vergüenza o una inmensa pena. Es tan grande y tan viejo que solo hace pequeños y pesados movimientos. Pero duele. Antes, yo no sabía que estaba ahí. Pero descubrirlo no hizo que se fuera. No. No he podido expulsarlo en mis lágrimas, ni en mis gemidos. A veces, pasa mucho tiempo dormido y me olvido que está allí. Pero cuando algo lo despierta, sus garras gastadas empiezan a arañarme las vísceras y sus crestas envejecidas estrujan mi plexo. Creo que se siente atrapado y empieza a llorar y lloro yo con él. Empapada de tristeza, siento sus pinchazos y recibo, sin huir, las repugnantes sensaciones. Le digo que estoy aquí, observándolo, y empieza a calmarse. Parece que mis palabras le dan sueño. Dejo de sentir los arañazos. Qué alivio. Ya se ha vuelto a dormir el antiguo reptil.