Nunca me había llamado la atención acercarme al libro "El vendedor más grande del mundo". Quizá si se titulase, el mejor profesor o la mejor escritora del mundo, hace tiempo que lo hubiese leído. Sin embargo, desde el año 2019, cuando me propuse adentrarme de verdad en el mundo del emprendimiento, busco ilustrarme con libros que hablen sobre el éxito del emprendedor, la libertad financiera y la consecución de resultados tangibles.
Esta nueva yo, que ha leído The E-myth, Padre Rico Padre Pobre, The Lean Start up y Esencialismo, se acercó a El vendedor más grande del mundo pensando encontrar tips para mejorar la ventas. Recuerdo que, sabiendo que era un libro publicado por primera vez en 1968, me acerqué a él suponiendo que lo dejaría al darme cuenta de que los consejos de venta ya estarían obsoletos.
Qué gran sorpresa cuando el libro comenzó a ponerme los pelos de punta. La historia de cómo y a quien se entregan Los Pergaminos no es más que un marco para darle suspenso y valor al contenido de los mismos. Quizá un filtro para que no todo el mundo llegue a los pergaminos sin haber afinado su escucha y cada quien se vea obligado a reflexionar quién será realmente el merecedor de poseer tales secretos de venta. Evidentemente, La historia que rodea a los pergaminos es también una forma que el autor encontró de profesar su amor por Jesús.
Los pergaminos son poderosas semillas que te llevan a la auto indagación y generan una potente motivación en aquel que lo lee con un corazón atento.
Frases tan comunes como “los buenos hábitos son la clave del éxito” o “perseveraré hasta triunfar” se convierten en flechas que vigorizan la voluntad al estar rodeadas de reflexiones tan amorosas y compasivas sobre la condición humana.
Este libro, casa perfectamente la profesión del vendedor con el desarrollo personal y da a entender que no son cosas separadas.
Algunas de las frases que se quedaron resonando dentro de mí:
“Mis fracasos, mis ataques de desesperación, mi ignorancia y mis torpezas son la oscuridad en que he sido plantado para madurar”.
“Dentro de mí arde la llama de incontables generaciones y su calor me obliga a ser mejor. Y lo seré. “
“Saludo a este nuevo día con todo el amor de mi corazón”
“Las palabras son la base de mi riqueza”.
“Haré del amor mi arma más poderosa” … o “Quién podrá rechazar mis mercancías, ¿si su corazón siente mi amor?”.
Tal y como el libro recomienda, y no porque lo recomiende, sino porque de verdad me apetece, estoy leyendo una y otra vez los pergaminos. En cada lectura una nueva luz. Cada acercamiento, una nueva motivación.
No sé si me convierta en la vendedora más grande del mundo, quizás sí, pero estoy segura de que su lectura me ha infundido una gran dosis de templanza y muchas ganas de ser quien soy y ofrecerlo al mundo.